La palabra especismo no viene de la nada. Es un término paralelo a otros que existen para nombrar otras formas de discriminación y explotación que son más conocidas a nivel social y que han afectado y afectan de forma terrible a muchos seres humanos.
El racismo es la discriminación injustificada de los individuos que tienen (o que carecen de) ciertos rasgos físicos, o que no pertenecen a un determinado grupo humano o no tienen una cierta ascendencia genética. La forma más común de racismo consiste en la discriminación que sufren los seres humanos que no son caucásicos, o por quienes tienen rasgos distintos a los de la mayoría de la sociedad.
A su vez, la discriminación en la que consiste el sexismo, ha sido padecida a lo largo de la historia por mujeres de diferente condición, y continúa estando a día de hoy totalmente presente. El sexismo tiene amplias consecuencias, algunas de las cuales son visibles, mientras que otras permanecen socialmente ocultas sin ser por ello menos reales.
Estas formas de discriminación propician la existencia de un sistema social de desigualdad y explotación. Algunas de las expresiones más notables del racismo y el sexismo han sido abolidas, y son ampliamente repudiadas hoy en día en nuestras sociedades. Ejemplos de esto son el estatus de propiedad de las mujeres y el esclavismo. Tales aboliciones resultarían totalmente impensables hasta tiempos recientes.
Esto no quiere decir que estas formas de discriminación, racismo y sexismo, hayan desaparecido o que su impacto sea mínimo. Muy al contrario, el racismo y el sexismo siguen estando netamente presentes en nuestra sociedad. Lo que la historia nos muestra es que, con todo, es posible el progreso. Es posible luchar contra la injusticia y avanzar en tal lucha. Y es posible que prácticas terribles de explotación vigentes y totalmente aceptadas en un momento dado sean dejadas atrás y repudiadas con el tiempo.
Todo ello resulta posible, sin embargo, siempre que se dé una condición: debe existir un movimiento constituido por personas que se oponen a tales tipos de discriminación y luchan contra ellas.
Podemos ver que, al igual que ocurre con el racismo y el sexismo, en el especismo se está estableciendo de manera arbitraria una línea divisoria entre los individuos que deben ser tenidos en consideración moral, y el resto. A día de hoy, el especismo discrimina y esclaviza a un número incontable de animales. Se ha calculado que alrededor de 60.000 millones de animales mueren cada año en los mataderos,[1] y que un billón de peces son matados anualmente para su consumo.[2] Todo esto dejando de lado los muchísimos otros usos de los animales (en particular, para la confección de ropa, para el ocio o para la experimentación).
A día de hoy, puede parecernos que luchar con éxito contra el especismo es imposible. Esta discriminación se encuentra tan extendida, que parece que no va a haber modo alguno de hacer que la sociedad cambie y esta vaya retrocediendo.
La experiencia de la lucha contra el racismo y el sexismo nos muestra que es así. Aquello que en un momento histórico parece imposible de cambiar, puede ser dejado atrás si hay personas que se oponen a ello con decisión.
Para conseguir esto, tenemos que comenzar ya mismo a combatir el especismo, como tantas otras personas han hecho en el caso del sexismo y el racismo. Para ello, lo primero que hemos de hacer es darlo a conocer. La mayoría de la gente conoce conceptos como “racismo” o “sexismo”. Hemos de trabajar para conseguir que el máximo número posible de personas conozcan también qué es el especismo, y las razones por las cuales es una discriminación arbitraria que debe ser rechazada.
[1] FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations), “Livestock Primary”, FAO Statistical Database, 2010.
[2] Mood, Alison y Brooke, Phil, “Estimating the Number of Fish Caught in Global Fishing Each Year”, Fishcount.org.uk, 2010.